Lo primero que me vino a la cabeza al escuchar esta maravilla de álbum fue el estilo más atmosférico de Tears Fall of Gabriel y su inusitada belleza que giraba entre melancolía y sueños etéreos placenteros.
Y es que este tercer trabajo del italiano Giulio Aldinucci rebosa belleza por los cuatro costados consiguiendo una delgada linea entre la música sacra celestial y los planteamientos filosóficos siempre elegante y orquestral con presencia de voces humanas de antiguas grabaciones que se desgastan con el paso del tiempo.
Un disco para disfrutar sin prisas, electrónico y para nada soporífero porque no es extremadamente lineal y vas descubriendo cosas en cada minuto de cada canción.
Un disco recomendado para amantes de la electrónica y del sonido ethereal de este blog.
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